En estos días, miles de niños andaluces vuelven a retomar sus actividades académicas, dejando tras de sí un merecido descanso correspondiente a las vacaciones de verano. El retorno a las aulas puede suponer un cambio drástico en los alumnos, sobre todo si tenemos en cuenta el punto de vista de la salud visual.
Horas de estudio, lectura, miradas fijas en monitores de ordenador… comienza una época del año en la que el esfuerzo al que se someten los ojos aumenta de forma considerable, dando lugar, en ocasiones, a cefaleas, escozor y dolor ocular, entre otros, que pueden llegar a repercutir negativamente en los resultados académicos. De hecho, comportamientos como acercarse demasiado a los libros de texto o pantallas son síntomas indicativos de dificultades visuales y que deberían ser evaluadas y tratadas de inmediato.
Este hipotético fracaso escolar puede evitarse a tiempo, sobre todo si se realizan revisiones visuales que indiquen las dificultades que posea el niño en el ámbito de la visión. En este sentido, los profesionales de la visión insistimos en aumentar estas prácticas dentro de los centros educativos, ya que en muchos casos, las pruebas a las que son sometidos los alumnos son insuficientes, puesto que solo analizan un 5% de los problemas visuales que se manifiestan en edades primarias. En la mayoría de los casos, estas se limitan a comprobar la agudeza visual del alumno en visión lejana, sin realizar estudios que evalúen su rendimiento en actividades que precisen una visión cercana. En este sentido se debe destacar que, además de esta última, intervienen otras variables, como la binocularidad, la motilidad ocular o la acomodación, entre otras.
Otra manera de evitar estos posibles decrecimientos en el nivel académico de los alumnos sería incrementar la frecuencia con las que se realizan estos exámenes visuales e implantarlo en toda la etapa de escolarización (no solo en Primaria). Además, los padres juegan un papel fundamental en esta etapa, sobre todo si complementan el servicio realizado por los centros escolares y acompañan a sus hijos a revisiones con el óptico-optometrista.
Ya en casa, los progenitores deberían aplicar normas de higiene visual en sus hijos, como por ejemplo, limitar las horas de utilización de dispositivos tecnológicos como consolas, ordenadores, smartphones o tabletas, ya que un uso incontrolado de estos dispositivos podría agravar las deficiencias visuales del alumno.
Con una evaluación más pormenorizada, tanto las anomalías visuales refractivas (miopía, hipermetropía o astigmatismo) como los problemas de visión binocular (fijación, acomodación, vergencias o movimientos oculares), podrían detectarse a tiempo y ser tratadas mediante terapia visual, gafas o lentes de contacto, con la consiguiente mejora del rendimiento de los alumnos durante el curso escolar.
Blanca Fernández
Presidenta del Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía
Publicado en coooa.wordpress.com/2013/09/19/revisiones-visuales-para-evitar-el-fracaso-escolar/