Las ayudas visuales son avances tecnológicos que permiten a los usuarios compensar sus defectos refractivos o deficiencias visuales. Con el impulso de la globalización y tecnología en todo el planeta, el mercado de estos productos ha ido en constante aumento en las últimas décadas.
Un volumen creciente del mercado de estas ayudas visuales significa un aumento de emisiones de CO2 y, por consiguiente, un mayor consumo de energía.
En el presente artículo se muestra una valoración cuantitativa del impacto ambiental de dos de estas ayudas visuales más populares: las gafas y las lentes de contacto (LC). Los resultados de esta valoración se llevan a cabo a través de un método estandarizado conocido como el Análisis del Ciclo de Vida (ACV) de unas gafas con sus lentes correctoras y la cantidad equivalente de lentes de contacto diarias durante un periodo de tres años. Para ello ha de tenerse en cuenta las emisiones de CO2, así como la energía consumida en todo el proceso de fabricación, uso y reciclaje.
Según la norma ISO 14040: “el Análisis de Ciclo de Vida es una técnica para determinar los aspectos ambientales e impactos potenciales asociados a un producto, compilando un inventario de las entradas y salidas relevantes del sistema, evaluando los impactos ambientales potenciales asociados a esas entradas y salidas, e interpretando los resultados de las fases de inventario e impacto en relación con los objetivos del estudio”.
La unidad funcional de este proyecto es una ayuda visual con una potencia de -3 dioptrías, que se puede utilizar durante 17 horas al día en el citado intervalo de tiempo.
RESULTADOS DEL ACV
Los datos realizados proporcionaron los medios para apoyar una conclusión precisa. La mayor parte de la información proviene de SimaPro, herramienta para calcular emisiones y consumo energético que nos ofrece una perspectiva precisa del ciclo de vida del producto.
En cuanto a la energía, las lentes de contacto necesitan 196,9 veces más que las gafas durante un período de tres años, asumiendo que una persona usa 2 lentes de contacto cada día.
Los resultados de CO2 muestran que las LC tiene 124,11 veces más emisiones que las gafas. La razón principal de esta gran diferencia radica en la cantidad de materiales utilizados para su envasado. La lente de contacto real solo representa el 0,59% del peso total de 2,844g. La gran mayoría de la energía y las emisiones de CO2 son causadas por la cantidad de embalaje que se produce para las LC. Esto puede ser una vía para una mayor optimización. Si reducimos el uso de material en este sentido, se disminuirán los costos totales de energía y CO2, ya que los pacientes usan dos lentes diarias, lo que suma 2.190g durante un período de tres años.
Las lentes de contacto emite 124 veces más CO2 a la atmósfera que las gafas, debido a la cantidad de materiales utilizados para su envasado
* Se ha restado la emisión de CO2 de la incineración para el reciclado
CONCLUSIÓN
Las lentes de contacto producen el mayor impacto en cuanto a emisiones de CO2 y consumo de energía como consecuencia del gran volumen de envases necesarios.
[GRÁFICA]
Las LC emiten 163,29 veces más CO2 que las gafas y consumen 196,98 veces más energía. Son también el mayor consumidor de materiales. Ambos productos consumen principalmente plásticos, pero también metales. Las LC utilizan aluminio en la tapa de los blisters, mientras que las gafas emplean níquel mayoritariamente. El aluminio de las LC no se recicla, por lo que vuelve a ser el producto menos sostenible.
También es posible optimizar el transporte tanto de las gafas como de las lentes de contacto. Si se realiza a través de tren eléctrico, las emisiones de CO2 y el consumo de energía pueden disminuir notablemente. Las gafas reducirían su emisión de CO2 en un 329,7% y consumo de energía en un 166,6%. Y las lentes de contacto lo bajarían en un 1.133,3% y un 629,8%, respectivamente. Este método de transporte tendría un enorme impacto en el medio ambiente.
Las gafas son más sostenibles que las lentes de contacto, teniendo en cuenta valores de emisión de CO2, energía, transporte y recursos
En el estudio se ha considerado que la eliminación de los productos se realiza a través de la incineración, donde las LC recuperan el 33,57% de la energía consumida y la gafas un 31,49%. Respecto al CO2, la emisión extra ascendería a 29,81% de la emisión total de la LC y 22,66% para las gafas, que nuevamente tienen una mejor situación para su reciclado después de un período de tres años. Las lentes de contacto, por su uso diario, presentan más dificultades para el reciclaje de sus envases.
En definitiva, las gafas se comportan mejor en todos los indicadores excepto en dos de ellos, la toxicidad humana y el agotamiento de metales. En ambos, la contribución más relevante proviene de la aleación metálica utilizada en la montura, al contener elementos metálicos tóxicos como el níquel y el cromo. Por otro lado, la carga asociada al indicador de cambio climático es mucho menor, así como el agotamiento de combustibles fósiles.
En lo que respecta a las lentes de contacto diarias, el mayor impacto proviene del cambio climático, la acidificación terrestre y el agotamiento de los combustibles fósiles. Esto se debe principalmente al envase, cada par de lentillas de 100mg viene con casi 4g de envase de plástico y aluminio que se tira a la basura cada día.
Por tanto, y en base a la recopilación de los datos obtenidos, se puede concluir que las gafas es la ayuda visual más sostenible en cuanto a CO2, energía, transporte y recursos. Sería conveniente buscar alternativas para la reducción de este impacto ambiental que conlleva el uso de las lentes de contacto, para hacer de ellas un producto más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Francisco Agenjo
Óptico-optometrista
Colegiado nº 9951