Es agosto y me dirijo en autobús hacia el sur, hacia esa zona de costa donde espero se haga más llevadero y soportable el calor estival.
Ese día decidí no coger el coche por varias razones; en primer lugar, porque no me apetecía conducir y a eso se añadía que al lugar donde iba era difícil encontrar aparcamiento, así que decidí coger el autobús.
Desde pequeña, al subir en autobús o cualquier transporte público me llamaba la atención el comportamiento de la gente que iba allí.
Observaba lo diferente que somos los seres humanos; imaginaba qué vida podría haber detrás de cada persona o hacia dónde se dirigían, si les esperaba alguien a su llegada, a qué se dedicarían. En definitiva, lo que llamo observar desde “el teatro de la vida”.
Y al coger ese autobús este verano me transportó a la época donde … Leer más »
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